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Papo Lucca
(por: José A.
Orellán)
El
nombre de Papo Lucca estará asociado por siempre con la Sonora
Ponceña. Aún así, desde niño asimiló las enseñanzas de su padre, Enrique
"Quique" Lucca, hasta convertirse en un músico integral e indiscutido
por
derecho propio. Destacado pianista, arreglista y director de orquesta, Lucca
goza de un amplio respeto entre sus colegas, siendo admirado por los melómanos
en general y
como objeto de culto entre los fanáticos salseros.
Enrique
Arsenio Lucca Jr., cariñosamente llamado “Papo” en el entorno
familiar, nació el 10 de Abril de 1946 en Ponce, Puerto Rico. Su nombre de pila
fue heredado a través de la vía paterna y por el tresista cubano Arsenio Rodríguez
--también conocido como "El Ciego Maravilloso"-- uno de los músicos
más admirados por su padre. Desde temprana edad el joven Lucca estuvo expuesto
a la música, a partir de que en 1944 su padre fundara la Orquesta Internacional,
que diez años más
tarde sería reorganizada y rebautizada como Sonora Ponceña, la cual guarda
cierta resemblanza con las sonoridades de la agrupación de Rodríguez, el
Conjunto Casino y la Sonora Matancera.
Cuenta
su padre que "Cuando el pequeño Papo rondaba por los cinco años,
entró en el área de ensayos de la agrupación, agarró una tumbadora y
comenzó a tocarla en el tema "Ran Kan Kan" (Tito Puente). En eso los
músicos quedaron sorprendidos, no quedándoles otra alternativa que seguir
ensayando con el niño como acompañante”. Un año después, Papo Lucca
comenzó a estudiar música formalmente, primero en la escuela local Juan
Morel Campos, luego piano con el profesor Ramón Fernández. Estimulado y
apoyado por su padre, Lucca debuta como pianista de la Ponceña con tan sólo
ocho años de edad (1954) en el show televisivo de la cantante Ruth
Fernández, un icono cultural puertorriqueño. Luego debuta en el mundo
discográfico en el LP “Al Compás de
las Sonoras” (1957), donde el grupo
respalda a los vocalistas Felipe Rodríguez y Pedro Ortiz Dávila "Davilita".
A partir de 1958 la Sonora Ponceña comienza a llamarse como tal.
Lucca
vive intensamente durante su adolescencia. Además de atender los
compromisos de la agrupación, paralelamente estudia en el Conservatorio de
Música y en la Universidad de Puerto Rico. La Sonora Ponceña gana prestigio
al compartir escenarios con las orquestas Machito y sus Afrocubanos,
Panamericana de Lito Peña y Obdulio Morales. En su madurez musical, Lucca
estudia los clásicos del piano como Chopin, a los pianistas de jazz Oscar
Peterson y Horace Silver, además de recibir la fresca brisa de la bossa
nova por intermedio de Jobim, Edú Lobo y João Gilberto. Agreguemos la
influencia ejercida por el cubano Luis Martínez Griñan "Lili",
pianista y
arreglista del conjunto de Arsenio, y tendremos una mejor idea.
En
1968 el Sr. Lucca le entrega las riendas de la Ponceña a Papo, un
acertado movimiento que lanza a la agrupación mucho más allá del entorno
local. Son los años de esplendor de la salsa y su futura proyección
internacional, a los que Lucca y la agrupación no le son ajenos. Bien
estabilizada en el mercado, la Sonora Ponceña hilvana un éxito tras otro
hasta principios de los ochenta, contando con Luigi Texidor, Tito Gómez,
Miguelito Ortiz, Yolandita Rivera, Héctor “Pichy” Pérez y Toñito Ledeé
entre sus más destacados cantantes. Vale citar temas como "Boranda",
"Fuego
en el 23", "Remembranza",
"Barra limpia", "Ramona",
"Ahora yo me río" y "El
pio pio"; populares temas producidos por Lucca para el sello Inca
Records (filial de la compañia Fania), e incluídos en discos como "Conquista
Musical" (1976, co-producido con Louis Ramírez); "Explorando" y
"La
Orquesta de mi Tierra" (1978); "Unchained Force" y New
Heights" (1980);
"Night Raider" (1981), y "Future" (1984), e igual aparece
"La Ceiba" (1978)
con Celia Cruz cantando. Para entonces, Lucca ha reemplazado al pianista
Larry Harlow en "Fania All-Stars", llegando a participar en un histórico
concierto efectuado en Cuba y registrado en el disco "Habana Jam" (1979).
De igual manera, Lucca incorpora a su repertorio de música cubana
tradicional varios temas de compositores cubanos contemporáneos como
Adalberto Alvarez (“Cuestiones de Amor”,
"Agua a la Candela", "Como
te
quise yo", “La Soledad”)
y Pablo Milanés (“Sigo Pensando en ti”,
“Canción”,
ésta con texto de Nicolás Guillén).
Pero
Papo Lucca no sólo ha sido brillante al piano o como arreglista y
productor. Sus diversas corrientes musicales lo hacen dueño de una
exquisita personalidad como pianista, al flotar entre la escuela clásica
del piano y las armonías contemporáneas, por sus aventuras jazzísticas y la
calidez brasilera, o simplemente con la vieja escuela cubana. De allí que
sus improvisaciones sean únicas e impredecibles. También es un solvente
baterista y vibrafonista, y domina varios instrumentos de percusión y el
bajo, amén de su toque en el flugel horn influenciado por Dizzy Gillespie y
Woody Shaw. En resumen, tantas cualidades juntas le infieren especiales
toques melódicos y percusivos tanto a sus arreglos como a sus solos. Al
margen de su amplio trabajo con la Sonora Ponceña, Lucca ha escrito buenos
arreglos o ha sido pianista, en discos de Cheo Feliciano, Justo Betancourt,
Johnny Pacheco, Roberto Roena, Ismael Miranda, Adalberto Santiago, Ismael
Quintana, Nelson González, Gilberto Santarosa y Puerto Rico All-Stars,
entre otros.
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